Seguir hablando de “amor propio” y “autocuidado” mientras ignoro el dolor, la desesperación, el vacío, el enojo, la duda, la inseguridad y la desesperanza, ya me parece una puta broma de mal gusto.
Estoy harta de meter el polvo bajo la cama y ahogarme con él por las noches. Estoy harta de sentirme dañada, necesitada, intensa, sola, demandante, insuficiente y fea. Y estoy más que harta de sentir que eso me hace un fraude o una malagradecida.
Estoy hasta el culo de vivir con la sensación de que “algo va a cambiar mañana” o “algo bueno va a pasar”, y volver a despertar solo para repetir la misma rutina patética. Estoy hasta el culo de que me importen los “likes”, la “uniformidad” de mi feed y las comas de todo lo que escribo. Estoy hasta el culo de sus pinches frases motivacionales genéricas. Estoy definitivamente hasta el culo de que me importe de más lo que piensen completos extraños sobre mí.
Estoy enferma de las juntas innecesarias por Zoom, de nunca ver la cara de la gente con la que trabajo, de eventos pendejos que a nadie le importan. Estoy enferma del esfuerzo que es mantenerme presente con la gente que sí está conmigo, de ignorar los mensajes de personas que sí me quieren o de no ir a la pinche playa que tengo a 25 minutos. Estoy enferma de perder la vida en nombre de este juego que alimento todos los días.
Seguir insistiendo en “amarme incluso en mis momentos más duros” ya me hace sentir asco. Me hace sentir falsa, estúpida, ridícula, pero sobre todo exhausta. Estoy exhausta.
En menos palabras: estoy harta de fingir que no soy humana.
Lo bueno de estar cansada de estar cansada, lo bueno de que tu cuerpo desnudo ya no sea un secreto que alguien pueda usar en tu contra, lo bueno de que no haya agua caliente, lo bueno de ya no esperar ninguna llamada, lo bueno de tener lo que tanto deseabas y aún así sentirte vacía, lo bueno de que el llanto se transforme en risa neurótica, lo bueno de que jamás nada vaya a ser suficiente, es la recién adquirida LIBERTAD DE EXISTIR como sea. Porque ya nada importa y todo se llena con algo de sentido.
Hasta mañana, porque hoy estoy exhausta.