Cuando Fran me mostró las primeras fotos de este día en su cámara –además de que me volvió a volar la cabeza su talento para captar el alma de sus sujetos– pude ver más presente “la esencia” de la mujer en la que siempre visualicé convertirme.
Lo he escrito dos o tres veces antes, casi con las mismas palabras: “Me convertí en todo lo que alguna vez odié”. Traducción: “Siempre quise ser quien soy, pero me sentía tan lejana a lograrlo, que envidiaba a cualquier mujer que ya hubiese manifestado en este plano mis anhelos”.
El amor propio (y persistir hasta los bordes de mi mente en mi nueva historia) fue lo que comenzó a quitar capas de miedo, odio, inseguridad, envidia, algo de celos, pesimismo, enojo y pendejez. Por una parte, siempre supe que en mi centro estaba ESA mujer esperando pacientemente a que ESTA otra *tomara asiento*.
En este momento no sé de qué otra forma describir la transición. Supongo que es como cuando algunos tratan de acomodar en las palabras de un solo idioma todo lo que bajan de otras “dimensiones”. Lo que sí puedo hacer, es tratar de expresarme con fotos, y en esta veo muchas menos de esas capas que me alejaban de MÍ.
¿Tienes clara la visión de la mujer que quieres ser?, ¿crees que, en vez de pensar “algún día seré así”, podrías comenzar a practicar el pensamiento: “YA SOY la mujer que quiero ser”?, ¿y dejar que cada día te traiga evidencia de que lo eres?, ¿crees ser capaz de poner y mantener tu atención en esa evidencia?, por “pequeña” que aparente ser (no lo es).
Te lo dejo de tarea, bb. Enjoy.